¿QUÉ DE ESPECIAL TIENE EL TRATO A LAS COMUNIDADES?
J.S. Lucerna
2006, Derechos Reservados
I
La semana pasada, el Secretario del Departamento del Trabajo anunció que el desempleo en las llamadas “comunidades especiales” rondaba el 27%, en comparación al 11% que reinaba en el país. Éste adujo a que los altos niveles de deserción escolar junto a las dificultades en implementar las estrategias de autoempleo y desarrollo de pequeñas empresas no han permitido que la tasa de desempleo en estas comunidades haya disminuido.
Nos remitimos al juicio expresado en cuanto al fracaso generalizado en las “Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico”: al igual que el Secretario Aragunde y su secuaz Waldo, los encargados de implementar el programa de Comunidades Especiales deberían ser inmolados fulminantemente, ensanchando levemente así las cifras del desempleo en el país (pero no en las mencionadas comunidades). Puede que la persona a cargo del programa en estos momentos esté prosiguiendo el desastre comenzado por otro; pero una iniciativa que desde sus orígenes se perfiló como estrategia para erradicar la pobreza, ante tal cuadro, claramente ha fracasado en sus propósitos.
Puede argumentarse que nunca se previó una recesión que afectara solo el país, que nadie imaginó que el próximo gobernante se tomara la osadía de trancar el gobierno afectando irremediablemente la actividad económica local, que el poder legislativo y ejecutivo quedarían repartidos entre los partidos de oposición, y que George Bush continuara empecinado con una guerra que no tiene fin, tragándose en el proceso miles y miles de millones de dólares. Si una de las principales estrategias que se persiguió en las llamadas comunidades especiales era la instauración de actividades económicas de autoempleo y pequeñas empresas, un clima económico tan poco halagador daría al traste con tales iniciativas.
Pero, el problema es un poco más complejo que eso. La iniciativa de las comunidades especiales en vías de erradicar la pobreza carece de una conexión vital con las estrategias a nivel de macro de desarrollo económico del país. El verdadero reto en la época de la cadena global de distribución es como insertarse en ella (como territorio) e implica una estrategia que eleve considerablemente la competitividad del país en todos sus aspectos. El programa de Comunidades Especiales, como lastre de la ideología patriarcal del muñocista de mediados del siglo pasado, en todo caso contribuiría al aislamiento de las comunidades, trabadas para siempre a su entorno y sin siquiera una salida factible.
II
¿Cómo se relaciona una cifra alta de desempleo en estas comunidades con el fracaso del programa? Pueden defenderse las estrategias instauradas por el programa como unas de largo alcance. Tanto el autoempleo como la pequeña empresa requieren que el recién estrenado empresario se reconozca como tal y no como una persona en búsqueda de empleo. Alguien que esté en el proceso de lograr su independencia económica debe estar consciente de que su objetivo es uno a largo plazo y no de alcance inmediato. Pero de igual modo, la viabilidad de dichas estrategias depende del establecimiento de un mercado. A falta del mismo, cualquier maniobra está condenada de entrada. Se advierte aquí una paradoja: muchos ofreciendo productos, pocos con suficiente capital para adquirirlos.
Al construir las comunidades como entes aislados, se violenta el principio del ecosistema. Si lo que se persiguió en principio es la autocontención del territorio, florece nuevamente la paradoja antes señalada. Pero, y a pesar de la ausencia de estrategias claramente delimitadas al respecto, si lo pretendido era una integración con territorios aledaños, la presencia de capital líquido de entrada puso en riesgo la viabilidad de dichas empresas. ¿Cómo competir contra Wal-Mart, Home Depot, Sam’s y Costco? Quizá se trató de la explotación de mercados inexplorados, pero la historia (entre tantas otras) de los clubes de vídeos debió desalentar tan atrevida empresa.
No parece haber respuesta a estas interrogantes. Bueno, en realidad la hay: la alarmante cifra de desempleo, acompañada, claro está, por los índices de deserción escolar y otro millar de problemas más.
III
La exquisita Jennifer González se equivoca al reducir su pesquisa sobre las comunidades especiales a un asunto de contratistas, obras no acabadas, y el balance final del fideicomiso perpetuo. ¿Por qué pesquisar lo que a toda luz fue una estrategia de compra de votos al desfachatado estilo muñocista? En todo caso, debería investigar cómo en la época del sujeto cínicamente desdoblado a alguien se le ocurre tratar a los residentes de estas comunidades como entes antropológicos, presos de la modernidad, faltos de educación iluminante, dispuestos a someterse a tal grado superlativo de chantaje.
Todo tiene su explicación lógica, y recae primordialmente en el descarado disloque de la gestión pública. Luego de lanzar al ruedo 1,000 millones de dólares a concurso para la remodelación de los residenciales públicos (y de paso encarecer vilmente el costo de la construcción), es completamente lógico y justificable que las obras en las comunidades especiales no se hayan terminado. Y si de cifras se trata, ¿por qué quejarse de unos 300 millones más, cuando en principio se destinaron mil? ¿Acaso es un asunto de designar al conejo para “vele la lechuga”? ¿Qué su novio, luego esposo, después ex esposo, y finalmente nuevo cortejo custodia el fondo perpetuo? ¡Pues claro! Sino, ¿de que otra forma asegurar su perpetuidad?
Quizá sea más apropiado preguntarse por qué se utilizó el 99% de los fondos en cemento, bloques y varillas (incluyendo el asfalto).
IV
Si de erradicar la pobreza realmente se tratara, la maniobra en las comunidades especiales debió haber sido buscar su integración con las estrategias de desarrollo económico del país de cara al nuevo siglo. La competitividad en el presente se logra elevando el nivel educativo de la fuerza trabajadora, ofreciendo una educación, desde niveles primarios, enfocada en las matemáticas, las ciencias y el inglés. Es necesario fomentar el desarrollo de programas especializados en estas áreas, que inculquen destrezas específicas en campos como la bio y nanotecnología, electrónica, ingeniera digital, etc. Implica la rehabilitación de la infraestructura del país y su mantenimiento. De igual forma, se requiere de parte de las comunidades el desarrollo de estrategias que viabilicen su sustentabilidad de cara a la inevitable convivencia con el capital líquido. Es necesario el desarrollo de pactos de armonía, auspiciados y facilitados por el ente gubernamental, pero con el visto bueno de dichas comunidades.
Un franco comienzo hubiese sido el acercar la escuela a las comunidades. Pero cuando el aparato educativo está en franca quiebra, cuando “desarrollo” sigue siendo sinónimo de cemento, bloques y varilla, cuando la eliminación de los bolsillos de pobreza siguen siendo un favor del gobierno hacia ciudadanos despojados, no se puede esperar ni franqueza ni seriedad de los funcionarios públicos, y mucho menos de los electos.
2006, Derechos Reservados
I
La semana pasada, el Secretario del Departamento del Trabajo anunció que el desempleo en las llamadas “comunidades especiales” rondaba el 27%, en comparación al 11% que reinaba en el país. Éste adujo a que los altos niveles de deserción escolar junto a las dificultades en implementar las estrategias de autoempleo y desarrollo de pequeñas empresas no han permitido que la tasa de desempleo en estas comunidades haya disminuido.
Nos remitimos al juicio expresado en cuanto al fracaso generalizado en las “Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico”: al igual que el Secretario Aragunde y su secuaz Waldo, los encargados de implementar el programa de Comunidades Especiales deberían ser inmolados fulminantemente, ensanchando levemente así las cifras del desempleo en el país (pero no en las mencionadas comunidades). Puede que la persona a cargo del programa en estos momentos esté prosiguiendo el desastre comenzado por otro; pero una iniciativa que desde sus orígenes se perfiló como estrategia para erradicar la pobreza, ante tal cuadro, claramente ha fracasado en sus propósitos.
Puede argumentarse que nunca se previó una recesión que afectara solo el país, que nadie imaginó que el próximo gobernante se tomara la osadía de trancar el gobierno afectando irremediablemente la actividad económica local, que el poder legislativo y ejecutivo quedarían repartidos entre los partidos de oposición, y que George Bush continuara empecinado con una guerra que no tiene fin, tragándose en el proceso miles y miles de millones de dólares. Si una de las principales estrategias que se persiguió en las llamadas comunidades especiales era la instauración de actividades económicas de autoempleo y pequeñas empresas, un clima económico tan poco halagador daría al traste con tales iniciativas.
Pero, el problema es un poco más complejo que eso. La iniciativa de las comunidades especiales en vías de erradicar la pobreza carece de una conexión vital con las estrategias a nivel de macro de desarrollo económico del país. El verdadero reto en la época de la cadena global de distribución es como insertarse en ella (como territorio) e implica una estrategia que eleve considerablemente la competitividad del país en todos sus aspectos. El programa de Comunidades Especiales, como lastre de la ideología patriarcal del muñocista de mediados del siglo pasado, en todo caso contribuiría al aislamiento de las comunidades, trabadas para siempre a su entorno y sin siquiera una salida factible.
II
¿Cómo se relaciona una cifra alta de desempleo en estas comunidades con el fracaso del programa? Pueden defenderse las estrategias instauradas por el programa como unas de largo alcance. Tanto el autoempleo como la pequeña empresa requieren que el recién estrenado empresario se reconozca como tal y no como una persona en búsqueda de empleo. Alguien que esté en el proceso de lograr su independencia económica debe estar consciente de que su objetivo es uno a largo plazo y no de alcance inmediato. Pero de igual modo, la viabilidad de dichas estrategias depende del establecimiento de un mercado. A falta del mismo, cualquier maniobra está condenada de entrada. Se advierte aquí una paradoja: muchos ofreciendo productos, pocos con suficiente capital para adquirirlos.
Al construir las comunidades como entes aislados, se violenta el principio del ecosistema. Si lo que se persiguió en principio es la autocontención del territorio, florece nuevamente la paradoja antes señalada. Pero, y a pesar de la ausencia de estrategias claramente delimitadas al respecto, si lo pretendido era una integración con territorios aledaños, la presencia de capital líquido de entrada puso en riesgo la viabilidad de dichas empresas. ¿Cómo competir contra Wal-Mart, Home Depot, Sam’s y Costco? Quizá se trató de la explotación de mercados inexplorados, pero la historia (entre tantas otras) de los clubes de vídeos debió desalentar tan atrevida empresa.
No parece haber respuesta a estas interrogantes. Bueno, en realidad la hay: la alarmante cifra de desempleo, acompañada, claro está, por los índices de deserción escolar y otro millar de problemas más.
III
La exquisita Jennifer González se equivoca al reducir su pesquisa sobre las comunidades especiales a un asunto de contratistas, obras no acabadas, y el balance final del fideicomiso perpetuo. ¿Por qué pesquisar lo que a toda luz fue una estrategia de compra de votos al desfachatado estilo muñocista? En todo caso, debería investigar cómo en la época del sujeto cínicamente desdoblado a alguien se le ocurre tratar a los residentes de estas comunidades como entes antropológicos, presos de la modernidad, faltos de educación iluminante, dispuestos a someterse a tal grado superlativo de chantaje.
Todo tiene su explicación lógica, y recae primordialmente en el descarado disloque de la gestión pública. Luego de lanzar al ruedo 1,000 millones de dólares a concurso para la remodelación de los residenciales públicos (y de paso encarecer vilmente el costo de la construcción), es completamente lógico y justificable que las obras en las comunidades especiales no se hayan terminado. Y si de cifras se trata, ¿por qué quejarse de unos 300 millones más, cuando en principio se destinaron mil? ¿Acaso es un asunto de designar al conejo para “vele la lechuga”? ¿Qué su novio, luego esposo, después ex esposo, y finalmente nuevo cortejo custodia el fondo perpetuo? ¡Pues claro! Sino, ¿de que otra forma asegurar su perpetuidad?
Quizá sea más apropiado preguntarse por qué se utilizó el 99% de los fondos en cemento, bloques y varillas (incluyendo el asfalto).
IV
Si de erradicar la pobreza realmente se tratara, la maniobra en las comunidades especiales debió haber sido buscar su integración con las estrategias de desarrollo económico del país de cara al nuevo siglo. La competitividad en el presente se logra elevando el nivel educativo de la fuerza trabajadora, ofreciendo una educación, desde niveles primarios, enfocada en las matemáticas, las ciencias y el inglés. Es necesario fomentar el desarrollo de programas especializados en estas áreas, que inculquen destrezas específicas en campos como la bio y nanotecnología, electrónica, ingeniera digital, etc. Implica la rehabilitación de la infraestructura del país y su mantenimiento. De igual forma, se requiere de parte de las comunidades el desarrollo de estrategias que viabilicen su sustentabilidad de cara a la inevitable convivencia con el capital líquido. Es necesario el desarrollo de pactos de armonía, auspiciados y facilitados por el ente gubernamental, pero con el visto bueno de dichas comunidades.
Un franco comienzo hubiese sido el acercar la escuela a las comunidades. Pero cuando el aparato educativo está en franca quiebra, cuando “desarrollo” sigue siendo sinónimo de cemento, bloques y varilla, cuando la eliminación de los bolsillos de pobreza siguen siendo un favor del gobierno hacia ciudadanos despojados, no se puede esperar ni franqueza ni seriedad de los funcionarios públicos, y mucho menos de los electos.